¿Qué queda por decir de Juana?


[Discurso para leer en misa]


Todos estamos reunidos aquí por un mismo motivo. Aunque seamos distintos en muchas cosas, hoy tenemos una razón muy poderosa en común. Nos pesa la misma ausencia. Nos desespera la misma falta de alguien. Nos falta el mismo e irrepetible pedazo de corazón. Todos estamos aquí por Juana.

Y puede que se quiebre mi voz solo al pronunciar su nombre. En realidad mi vida y la de ustedes no pueden evitar estar quebradas, rotas desde el momento en el que la vimos en una transmisión de Live pidiendo socorro. Yo hubiera querido que todo fuera un mal sueño, que no hubiera ocurrido eso en realidad. Pero la vida se llenó de luces de patrullas, investigadores y alumnos llorando. En estos momentos, solo podemos aferrarnos a nuestra fe, la que sea, y sentir que Juana está bien y regresará pronto entre nosotros.

Puede que no todos compartamos la misma fe por ese ser superior, por esa fuerza inmaterial que salva o condena. Solo sabemos que aquí estamos todos esperando por Juana. Anhelamos su regreso al salón de clases, la sala de la casa; queremos que vuelva a iluminar nuestras vidas con la misma luz que lo hacía en cada día, en cada clase de nuestros cursos en este colegio.

Yo solo le pido a todos los aquí presentes que, si saben algo de Juana, no duden por favor en decirnos. No importa si es en forma anónima. Cada segundo que pasa su ausencia se vuelve más aguda en nuestro corazón y el dolor amenaza con enloquecernos. Necesitamos saber que está bien, con vida, con gana de regresar al lado de las personas que tanto la queremos.

¿Qué queda por decir de Juana?

Puedo decir, sin lugar a dudas, que es mi mejor amiga. Puedo decir que ahora que no está, me doy cuenta de lo importante que es para mí; que la extraño más que nunca y que nunca me perdonaré no haberle preguntado cómo se sentía. Estoy llena de preguntas pero aún más de palabras que quiero decirle personalmente. No imaginan su manera de ser especial y hacer sentir queridos a los demás.

Los invito a  que cerremos los ojos por un instante y le hablemos con nuestro corazón a ella, a Juana.

(pausa)

Cuando todo parece oscuro, siempre está Juana. Ahora es el momento de que estemos para ella.

Gracias


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