Tan lejos, tan cerca

No he podido dormir en varios días y no es por insomnio. Alguna vez hablé sobre el insecto de Kafka en este blog. Pues esto es al revés: estar despierta hace que me sienta como ese insecto; dormir me devolverá a la paz humana que no tengo. ¿La razón? Descubrí la verdad sobre la desaparición de Juana: es algo tan espantoso que me quedé así, sin poder dormir, con la peor sensación del mundo en el pecho y los ojos abiertos todo el tiempo, como si viviera asustada cada segundo de la vida por algo distinto cada vez. Ay, mi Lost Girl, tuve la verdad en la cara todo el tiempo, a mi lado, en clase, en la casa, en mis amistades, y no fui lo suficientemente inteligente para darme cuenta. Estas grandes gafas que tengo no sirvieron para ver nada. Mi bicicleta no me llevó a ninguna parte que no fuera un lugar equivocado. Mis conversaciones por teléfono fueron solo ruido. Creí encontrarte y te ibas como agua entre mis manos, porque el verdadero culpable siempre estuvo ahí y así quiso que pasara....