Vírgenes suicidas

La virginidad es algo muy sobrevalorado. Ayer estaba viendo una película llamada Mustang, belleza salvaje, y lo que pensaba durante el día coincidió con un parlamento de esa cinta. Es como si la vida te diera la razón en algo que piensas, y es genial. En la película la protagonista le explicaba a sus hermanas que llegaría virgen al matrimonio, aunque se la pasaba teniendo sexo con su prometido. Vivían en Turquía, donde te casas y debes demostrar tu virginidad manchando las sábanas de tu luna de miel (¿En qué siglo están?). ¿Cómo lo iba a lograr? Pues fácil: se dejaba hacer todo por detrás y tenía su himen intacto. Así de sencillo. Todo el día estuve pensando en la virginidad de nosotras. Tal parece que pese a lo arcaico que resulta, es algo muy valorado en nuestra “hipermoderna” “hiperbglobalizada” sociedad actual. Yo, por ejemplo, tengo una amiga que les dice a todos los manes que se quiere levantar que ella es virgen, y los manes caen como encantados, como polillas alrededo...